1916 & 1919 artículos: Los españoles en West Virginia

Retelling the stories of the Asturian-American migration.<br>
Recontando las historias de la emigración astur-americana.

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1916 & 1919 artículos: Los españoles en West Virginia

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Thanks to Armando Miguélez, of the Academic Language Institute, www.aliabroad.com, for sending us two articles from 1916 about the Asturian community in Clarksburg, WV and the surrounding area
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Gracias a Armando Miguélez, del Academic Language Institute, www.aliabroad.com, por enviarnos dos articulos del año 1916 sobre la comundad asturiana en Clarksburg, WV y los pueblos vecinos.
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Los españoles en West Virginia
Descubrimiento de 3000 compatriotas
Un foco de anarquismo, sin cónsul, sin maestro y sin sacerdote

Por Alfonso de Castilla
en Las Novedades, NY
24-febrero-1916

Confesando a un ácrata

“….en Clarksburg, el jueves, a las diez. Le espero en el hotel “The Waldo”. He de presentarle a un barbero…”

Así, textualmente, me citaba la anónima confidencia. Tratábase, al parecer, de una sensacional información de periodismo. Se me brindaban, por fidedigno conducto, interesantes revelaciones: un ácrata quería hablarme.

¿Cómo no ir? Marché a Clarksburg-corazón de West Virginia- y me hospedé en “The Waldo”. Y mi estancia, aunque breve, fue intensa en emoción: una emoción muy Honda, muy íntima, muy a flor de alma, que es la que hoy quisiera reflejar a los lectores en estas líneas hilvanadas al vuelo.

Puntual, como buen inglés, apareció en “The Waldo” el hombre..que es español.

Se me acercó seguro de no equivocarse, y en castellano, con ligero acento de astur, dijo, tendiéndome su diestra:
-Ya sabía que usted no faltaría..¿Le sorprendió mi carta?...Pues ahora sólo necesito presentarle al barbero..

Hablaba el hombre de prisa, nervioso, como deseando acabar cuanto antes, y a punto estuve de pedirle alguna explicación a su apresuramiento.
No tuve necesidad de hacerlo: él se me adelantó, en cuanto nos vimos fuera del hotel.

-Vamos a Grasselli. Allí nadie me conoce y allí es donde he de presentarle a ese barbero. En Clarksburg no conviene que nos vean justos.

-¿Por qué? -me aventuré, al fin,a preguntarle.

-Porque.. -murmuró casi entre dientes- a las españoles se nos tiene aquí por ácratas..

-¿Cómo por ácratas?

-Sí, señor,sí:por ácratas..o por anarquistas que de los dos modos se dice, según acabo de leer en la “Cultura Obrera”.

-¿Y qué “Cultura” es esa?

-La “Cultura Obrera” , de Nueva York…Nuestro libro de texto en castellano: la revista, no ya de mayor circulación,¡la única! que de nuestro idioma llega hasta nosotros.

-Y según se desprende de sus palabras, la semilla está dando sus frutos..

-Así es.Pero de tales frutos vale más que no hablemos: basta con que usted los vea.

-Pero, usted..

-Yo soy un convencido.

-¿De la eficacia de esos frutos?

-Ahora que nadie nos oye, le diré que no. Pero ¡hay que vivir, amigo! Y aquí viven los que saben. ¿Y quiere usted que le diga qué saben los que saben? Pues…lo que en esa “Cultura Obrera” leen, los que aprendieron a leer, o lo que escuchan si a leer nadie les enseñó.

-¿Y son ustedes muchos?

-En Clarksburg unos tres mil: la mayoría asturianos.

-¿Cuántos habitantes tiene Clarksburg?

-Unos nueve mil. Pero este pueblo es, industrialmente el más importante de West Virginia, y en sus alrededores funcionan numerosas fundiciones de zinc, y fábricas de hojalata, cristal, loza y carbones para la luz eléctrica,llegando a más de veinticinco mil los obreros empleados en ellas. Los principales centros que ahora recuerdo son: Grasselli, North View, Meadowbrook, Adamston, Kelley Hill y Norwood. Son muy importantes las fundiciones de zinc de “Grasselli Chemical Company”, en Grasselli y en Meadowbrook la “Clarksburg Zinc”, en North View: las fábricas de hojalata, de “Phipps Sheet and Tin Plate” en Kelly Hill; las de la “National Carbon” en Grasselli: las de cristal de “Lafayette Glass” y “Peerless Glass”, en Adamston: la Tuna Glass” y la “West York Glass”, en Clarksburg; la “Norwood Glass” y la “Pittsburg Plate Glass”, en Norwood: la “Hayel Atlas”, la “Owens Bottle”, la “Clarksburg Pottery”, la “McNocoll Pottery”…

Llegamos a Grasselli. Es un gran poblado ,sin urbanizar. No hay calles ni las viviendas, en caprichoso desórden, están numeradas. Cada una de ellas se designa por el nombre del cabeza de familia que la habita.

Preguntamos en una casa: allí viven unos alemanes, y no nos entienden:preguntamos en otra: son polacos…y se hacen los suecos.
Al fin, vislumrbramos una barbería. La barbería es española. Y allí nos entrervistamos con nuestro barbero.


La cultura de los emigrados

El barbero es catalán. Y este catalán es uno de los hombres más ilustrados de Grasselli. Le interrogamos:
-¿Cuántos españoles residen en Graselli?

-Unos trescientos: la mitad de ellos casados y no abundan los viejos.

-¿Qué jornales ganan?

-Entre $2,25 y $5,25 al día: como en todos estos alrededores. Donde más pagan es en Meadowbrook, donde viven otros tantos: el 80 % de los que allí trabajan. La fábrica de Meadowbrook es la mayor de estos contornos. En ella están dos buenos amigos míos: el maestro Atanasio Fernández y el capataz Manuel González. Llevan aquí ya bastantes años.

-¿Y están satisfechos?

-Hombre..le diré. No puede negarse que se les trata bien y que cobran mejor. Cuando subió el precio del zinc, la fábrica de Meadowbrook aumentó, sin que nadie lo pidiera, todos los jornales: muchos con sus ahorrar tienen casa propia, y algunos hasta tierras.

-Pues, entonces, ¿cómo se quejan?

-¡Tiene gracias la pregunta! Para hacerse respetar. Si los pobres no gritamos de cuando en cuando,¿qué harían los ricos por nosotros? ¡Los ricos!..

El bueno del barbero, al llegar a este punto, me ofreció toda una selecta conferencia contra el Capital, contra el Orden y contra la Religión.
No quise discutirle. El hombre argumentaba con una frase contudente:-“¡Lea usted la “Cultura Obrera” y a ver si usted no habla como yo!”

-Unas cuantas preguntas más quise hacerle al ácrata barbero.

-¿Y ustedes los españoles que en toda esta región habitan¿ siguen siendo oficialmente españoles?

El barbero sonrió algo irónico, quién sabe si pensando que él no tiene patria alguna: pero dignose contestar:
-Españoles…no sabemos si lo somos.España no tiene ni la menor noticia de que existimos aquí. En todos los Estados Unidos solo hay tres Consulados…¡Cualquiera sabe dónde está el nuestro! De aquí que algunos de nosotros hayan preferido la ciudadanía norteamericana que por lo menos les protegé. Y los demás no hay quien nos ampare.

-¿Y no se han hecho gestiones para conseguir ni un simple Consulado honorario?

-Sí, señor.Hace un par de meses que según hemos sabido, se propuso a Madrid la creación de un Viceconsulado honorario, indicándose para él a un buen abogado italiano, muy amigo de todos nosotros.el señor don Biagio Mercadino y como canciller parece ser que van a nombrar a un español: el joven Cornelio Aizpiru, hojalatero que trabaja en la “Sutter Roofing & Cornice”, en Clarksburg.

-Pues esto ya significa algo.

-Muy poco. Nosotros lo que necesitamos es un Cónsul de carrera y español.¿Por qué no lo hemos de tener? Y otra cosa que nos urge es la implantación del servicio de giros postales. Nuestros ahorros, que deberían ir a España,¡se quedan aquí! Ni siquiera benefician, ya que no a nuestras familias, a nuestros bancos.

-¿Y de religión?

-La mayoría no poseemos ninguna. Mejor dicho, aunque la quisiéramos , no podríamos ser más que protestantes…Y en eso han acabado los pocos que aún conservan aquí conciencia religiosa.

-Pero si no tienen ustedes religión, no será por falta de buenas enseñanzas…

-Ni buenas ni malas:la “Cultura Obrera” es todo. Pero esta no es para mujeres y niños y ¡claro! ni aquellas ni éstos, en su inmensa mayoría, aprendieron ni a leer y escribir.

-Entonces viven ustedes completamente alejados del mundo, y mucho más de la patria nativa…

-¡Hasta cierto punto nada más, porque Clarksburg está cerca; y en Meadowbrook, sin ir más lejos, hasta tenemos un magnífico almacén de comestibles, en el que abundan los productos españoles, y especialmente toda clase de conservas..Algo es algo.

-¿Y les obligan a ustedes a surtirse de ese almacén?

-¡No, señor! Compra solo el que quiere y lo que quiere.
¿Y están ustedes fraternalmente unidos los tres mil españoles que por aquí se encuentran?

-¡Qué hemos de estar! Cada uno pertenece a su bando, y nada quiere saber de los otros.La unión repugna a nuestro temperamento.

-Pues la unión sería la fuerza.

-Pero como nosotros nos oponemos a todo lo que se nos quiera imponer por la fuerza..

Pidiendo una escuela

Salimos de Grasselli, regresamos a Clarksburg y aún tuvimos tiempo de ir a Meadowbrook.

Mi cicerone volvió a tomar la palabra para decirme:
-No dude usted, vea lo que vea que los españoles somos sobrios, trabajadores y hasta respetuosos con las leyes..¡Si usted conociera a los italianos!..Lo que pasa a los nuestros es sencillamente que aquí están influenciados por unos trouble-makers cuyas doctrinas anarquistas encuentran campo propicio…

-¿Y a qué atribuye usted esta influencia?

-La falta de educación es la única culpable.

-Y usted, que con tanta cordura me habla y me guía, ¿por qué no influye cerca de sus compatriotas para que vuelvan por el buen camino.?

-Porque yo,señor..-balbuceó lentamente y acaso con vergüenza-ya no sé cuál es ese camino…¡Soy un desdichado! Empecé como esos, renegando hasta de Dios y hoy, casado,¡con cinco hijos!..sufro a solas, porque a nadie se lo puedo contar, la pena horrible de que estas criaturas mías en nada crean tampoco..¡ni a nadie esperen que les traiga una fe!...

Por eso he querido que usted viniera, que usted se enterase de cómo vivimos, y a ver si usted consigue que alguien vengar a ilustrarnos, a despertar nuestra conciencia y nuestro entendimiento ¡aunque sea un cura que no nos sepa hablar más que de Dios!...

Ya en Meadowbrook asistí a una reunión de mineros, españoles todos, que proyectaban- ignore aún por qué- declararse en huelga.

Mi compañero me presentó como uno de ellos y hasta me invitó a que les hablase.

Fueron aquellos instantes de alucinación. Les hablé como a hermanos. Les recordé la patria, les evoqué a los padres que allá quedaron lejos..Y les hablé, sincero, de la necesidad de que se instruyeran, de que aprendiesen a ser algo más que inconscientes instrumentos de trabajo…

Una voz me interrumpió:
-¡Lo que nos hace falta es una Escuela Moderna!

Y otra voz agregó:
-¡Aunque no sea moderna!
Mi compañero me apretó el brazo con íntima emoción.

-Piden porque no saben lo que piden, una Escuela Moderna..En la fábrica donde yo trabajo, la “Clarksburg Zinc Company”, se ha sabido que en North View existe una sociedad secreta de dinamiteros ¡ y a punto han estado de despedirnos a todos los trabajadores españoles!...El director , aunque es judío, ha pedido al Obispo católico de Clarksburg que él interceda y nos hable….

No quise oír más. España tiene en Norteamérica más de setenta mil compatriotas, abandonados,¡perdidos! Aquí viven sin esperanza de que España les oiga…

A España, que supo descubrir un mundo, conquistarlo, y perderlo, aún le queda algo por descubrir.
Sus propios hijos ausentes.
(Las Novedades, NY, 24-II-1916)
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Los tres mil de West Virginia
Benigno Díaz nos escribe

Meadowbrook, W.Va.
4 de marzo de 1916

Carta Canta

Cuando me disponía a reanudar mi campaña a favor de los tres millares de compatriotas que en el Estado de West Virginia he creído descubrir abandonados a sus propios esfuerzos y muy lejos de toda la debida protección de nuestro Gobierno, recibimos en LAS NOVEDADES la siguiente carta que muy gustosos publicamos, aunque sin hacernos solidarios , claro es, de ninguna de sus espontáneas manifestaciones.
A título por tanto de imparcialidad véase la aludida carta.

Dice así:
“Señor director de LAS NOVEDADES
New York

Muy señor mío:

Le agradeceré que tenga la bondad de publicar la presente aclaración de algunas inexactitudes en que cierto mal informante hizo incurrir al ilustrado redactor de esa Revista, don Alfonso de Castilla, en su primera crónica acerca del supuesto descubrimiento de tres mil compatriotas en West Virginia.

Allá por el mes de agosto último llegó a Meadowbrook un caballero, de bastante ilustración el cual, según parece, es el mismo autor de la citada crónica, pues, como él, (que no dio su nombre) se hospedó en “The Waldo Hotel” en Clarksburg, y allí se le presentó el hombre que había de servirle de cicerone, quien invitó a su acompañante a ir a Graselli. Una vez en Graselli nuestro hombre le presentó a un barbero que dice es catalán,. En el diálogo que tuvieron el cicerone y el periodista empezaron las inexactitudes. Nuestro hombre le dijo a los españoles residentes en West Virginia nos tienen por ácratas o anarquistas. De este matiz , en ésta, pocos son. ¿Acaso por no querer y rechazar las instituciones de un sacerdote católico nos tienen por tales? Yo creo que no…Aunque sí es cierto que el noventa por ciento de los españoles aquí residentes optamos por las ideas de progreso; no por las que significan retroceso. ¿Y qué otra cosa enseñan, sino esto, los sacerdotes católicos que dicen ser los únicos representantes del Todopoderoso? ¿Es , en verdad, la doctrina de Jesucristo la que enseñan y predican los sacerdotes católicos? Yo creo que no, y para mi creencia, me basta con echar una ojeada por la Biblia…
El cicerone dijo al periodista que en Clarksburg hay tres mil españoles, y esto es inexacto: sí los hay es en todo West Virginia. Lo que sí es cierto es que la mayoría son asturianos.

Después de llegar a Graselli se entrevistaron con el barbero ( que ya dije es catalán, según el articulista) y este barbero le dijo que se encuentran aquí unos trecientos españoles, cuando apenas si pasan de los doscientos. También dijo el barbero que los jornales oscilan entre $ 2.25 y $5.25, siendo verdad que en entre $ 2.00 y $4.65: y esto desde primeros del corriente año-Y sí es, efectivamente cierto que nos aumentaron , sin pedirlo, un diez por ciento en los jornales, ¿cuánto no habrán aumentado los dividendos de los accionistas?

Tampoco es cierto que en Meadowbrook al menos, haya españoles que tengan casas propias ni tampoco tierras, pues aquellas son de la Compañía, que las cede a los obreros por $10.00 mensuales.

Respecto a la necesidad de un Consulado bien está un simple Viceconsulado Honorario en Clarksburg para que, el que así lo desee se inscriba en él. Pero, hasta la fecha eso no nos preocupó, y los que necesitaron la firma del Cónsul la supieron obtener. De modo que sólo no sabe dónde está su Consulado aquel que no quiere saberlo.

Mejor estaría, y hasta nos urge la implantación del servicio de giros postales con España; pero ¿cómo conseguirlo?

De religión ya creo haber dicho bastante. Sólo me resta consignar que aquí leemos los españoles, no solamente “Cultura Obrera” sino también otros periódicos de idénticos pensamientos.

Camino de Meadowbrook volvieron a dialogar el periodista y el cicerone, asegurando éste que los españoles están influidos por unos pocos trouble-makers. Todo el que aquí llega ya sabe a qué bien y lo que le conviene, sin que le sea necesaria influencia ajena.

Si el cicerone echa de menos a un cura, para ilustrarse ¡ qué se lo traiga para él sólo! ¡A los demás no nos hace falta!

En Meadowbrook el articulista dice que asistió a una reunión de españoles. No sé a qué reunión se referirá. Creo que debió de se en agosto, estando yo en España; pero, si fue en esa, no es cierto que se pensase entonces en una huelga; el conato fue después.

Lo que siento es que del artículo citado se pueda deducir que los españoles somos unos brutos y unos analfabetos. Muchos hablamos el inglés como el castellano, algunos tienen título de carrera y en Meadowbrook hay una escuela y en Graselli también.

Celebraría saber quién fue el que sirvió de cicerone al periodista, pues, aunque dice que tiene cinco hijos, yo creo que es soltero y hasta sospecho quién pudo ser..

No quiero molestarle más, señor, director. Le anticipo las gracias por la puhlicación de esta carta y quedo muy suyo s.s.
q.b.s.m.
Benigno Díaz

Meadowbrook W.Va, 4 de marzo de 1916.

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MI COMENTARIO
Por Alfonso de Castilla
Las Novedades, NY
12 marzo 1916

Agradezco ante todo al señor Díaz que no me haya creído capaz de incurrir conscientemente en inexactitudes. Si alguna se deslizó en mi crónica-y no por culpa mía-de tan escasa importancia fue que no valía la pena de rectificarla. En el fondo de mi información palpita, absoluta la verdad.

Quedamos pues, en que en West Virginia se encuentran tres mil compatriotas nuestros, olvidos si no abandonados, y en pleno foco de anarquismo, sin Cónsul, sin Maestro, y sin Sacerdote…aunque para nada los haya de menester el señor Benigno Díaz.

Y quedamos también en que el periodista que esto escribe no es el mismo caballero que visitó West Virginia en el mes agosto último.

Puedo decirle más: mi visita a Clarksburg, Graselli y Meadowbrook fue mucho más reciente de lo que el señor Díaz se supone. Y hasta me complazco en agregarle que el barbero, aunque yo lo dijeran no es catalán, sin asturiano, como el propio Benigno Díaz, que no se encontraba en España cuando yo estuvo en West Virginia.

Y más aún: con el mismo señor Díaz me parece haber hablado , no hace mucho y precisamente sino escuche mal su nombre ante otro Díaz, cargador de hornos, pariente de unos Álvarez que llevan muchos años viviendo en lo Estados Unidos…Y este segundo Díaz no creo que fuese de los más radicales exaltados por la “Cultura Obrera”

Pero no se esfuerce el señor Benigno Díaz en recordarme: los periodistas somos a menudo como los actores y no siempre nos presentamos vestidos de caballeros. Aunque fuese cual fuese nuestro traje siempre el caballero va dentro de nosotros y , a veces, hasta con soñador espíritu de Quijote. Yo quise hablar de paz y de amor, de trabajo y de progreso, de fe y de esperanza , a unos buenos hombres cuyos ojos, cargados por las ansias engañosas de una falsa luz, no pueden ver que llevan dentro de sí mismos un resplandor que les ha de redimir y hasta d enaltecer a muy poco que se esfuercen ellos por desearlo: su conciencia. Pero no me escuchen a mi solamente.

El que no lea-de entre todos vosotros, los que en un día acaso ya muy lejano, dejasteis la tierra amada en que nacisteis, y en ella se quedaron vuestros padres, ¡vuestros padres, que acaso nunca ya volveréis a ver!-: el que me lea, que se acuerde de su santa madre, de la viejita Augusta que de niño le enseñó a rezar, y la pregunte, de corazón a corazón, si cree que los hombres pueden ser felices sin un Dios, sin una Patria, y sin un Maestro.

(Las Novedades, NY., 12-III-1916)
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[Art: Otro mensaje de Armando Miguélez. Pondré sus tres documentos en los tres mensajes siguientes.]

Compatriotas, aquí Armando Miguélez, un cazurro trasterrado, que os pone al corriente de más artículos de la prensa de Nueva York sobre los obreros de West Virginia (Meadowbrook y Clarksburg) en 1919.

Y más que habrá. Disfrutarlos porque esta vez como que el periódico tratando de ser neutral, pone un comunicado de la empresa (The Grasselli Chimical Co) dando su punto de vista sobre la huelga que se inició el 1º de junio de 1919 (está en el artículo del 19 de julio de 1919, "La huelga de West Virginia"). No tiene desperdicio. Se ve que los trabajadores no querían trabajar a destajo prácticamente o por incentivos dividiéndolos entre vagos y listillos.

Venga
Armando Miguélez
www.aliabroad.com

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Trans. Art

[Art: Another message from Armando Miguélez. I will put the three documents he sent in the next three messages.]

Compatriots, once more Armando Miguélez here! I'm a taciturn exile, who is now making known to you New York newspaper articles about the workers in West Virginia (Meadowbrook and Clarksburg) in 1919.

And there will be more. You'll enjoy this one because the newspaper, trying to be neutral, provided a company statement (by the Grasselli Chemical Co) giving their views on the strike which began on June 1, 1919 (in Article 19 July 1919, "The strike in West Virginia"). There's nothing wasted. One can see that the workers did not want to do piecework or accept an incentive divided [equally] by the lazy and the clever [possibly the stupid/lazy and the smart/hard-working?].

Your turn!
Armando Miguélez
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Las huelgas obreras en West Virginia

Meadowbrook, West Virginia, junio de 1919.
La Prensa, N.Y., 9-VI-1919

(La mayoría de los huelguistas son obreros de habla española)
(No quieren mejoras, sólo como antes)
(El espíritu de solidaridad hará extensiva la huelga a otras fábricas)

Sr. Director de “La Prensa”, New York.
Según informes autorizados que recibo de Clarksbourgs, W. Va, todos los obreros de la sociedad Grasselli Chemical Company se han declaro en huelga.

En Clarksbourg se encuentra radicada una numerosísima colonia de habla española, debiéndose a esta causa que la mayoría de los declarados en huelga son de nuestra raza.

El hecho ocurrió el día 2 del presente mes. Tres días después, o sea el día 5, los obreros de la fábrica de Meadowbook, también españoles en su mayoría, entraron en la huelga.

La causa de una y otra consiste en que ambas empresas, sin consideración a nada ni a nadie, y sin tener en cuenta lo caro que resulta la vida por el alto precio que alcanzan actualmente los artículos de primera necesidad, acordaron rebajar veinticinco centavos al día de los sueldos de sus operarios, a partir del primero de junio, y además suprimir un hombre por cada cuadrilla de los catorce que tenía asignado cada horno.

La primera medida, por si sola, tal vez no hubiera motivado la extrema determinación, a pesar de lo abusiva que es y del anuncio de nuevos y probables abusos que representa; pero las dos unidas son motivo más que suficiente para que los obreros se hayan lanzado a la huelga, buscando en ella el único medio de no ser menospreciados.

La supresión de un hombre por cuadrilla tiene un valor cuya importancia es manifiesta teniendo en consideración la elevada temperatura que ha de aguantarse en la boca de esos hornos de fundición de zinc, donde los hombres materialmente se asfixian, sobre todo en la época actual de calor intenso.

La Grasselli Chimical Company tiene establecidas en distintos puntos de los Estados Unidos fábricas de fundición de zinc y se supone que en todas ellas repercutirá la huelga; en unas por razones idénticas a las de Clarksburgo, en las demás donde la rebaja de jornal y eliminación de hombres no hayan sido impuestas por espíritu de solidaridad.

Por el momento la huelga se mantiene tranquila y entre los obreros reina una gran confianza en el éxito por sentirse respaldados por la Unión, y además porque ninguna mejora piden a las empresas, sino que los dejen trabajar como hasta la fecha.

De los sucesivos aspectos que presente esta lucha entre obreros y patronos, informaremos a los de LA PRENSA.

Suyos afectísimos: Rodrigo Cuervo y Adolfo Vega.
Meadowbrook, West Virginia, junio de 1919.
(La Prensa, N.Y., 9-VI-1919)
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Para los huelguistas españoles de W. Virginia

A la colonia española en los Estados Unidos

Hermanos: Los proletarios, que somos los que constantemente luchamos por el progreso del trabajador sostenemos ahora ruda lucha contra la compañía The Grasselli Chemical Co., por haberse negado ésta a concedernos unas pequeñas mejoras en el trabajo, y en los salarios y más importante aún el reconocimiento de la Unión. Por todo ello estos honrados españoles sostienen la lucha y la sostendrán hasta el fin; antes el sufrimiento que la rendición. Esperamos sí, que nuestros hermanos residentes en este país nos ayuden con lo que puedan a sostener la causa, porque de ellos dependen en algún modo el concepto de los españoles en los Estados Unidos.

Vuestros y de la causa obrera, los comités de Grasselli, Meadowbrook y Torre-Haute, Ind.

Los donativos a nombre del comité de Meadowbrook, West Va., Box numero 107
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La huelga de West Virginia

La Prensa, Nueva York, 19-VII-1919)

Una situación de conflicto que no ha sido aclarada por ninguna luz.
La casa Graselli nos envía un informe.
Retrospecto de los orígenes que motivaron la afluencia de españoles a Clarksburg.

Hace ya poco más de mes y medio que los operarios de las fundiciones de The Grasselli Chemical Co. de Clarksburg, West Virginia, se encuentran en huelga, sin que hasta ahora se haya podido llegar a un acuerdo satisfactorio entre ambas partes para reanudar los trabajos en esa sección industrial.

No hace mucho tiempo visitamos la citada casa y con gran placer nos impusimos de que existía allí una verdadera colonia española, próspera y a todas luces satisfecha. Visitamos varios hogares, cambiamos impresiones con muchos de nuestros compatriotas, y todos se manifestaron satisfechos; no sólo entre el personal había más de un 90 por ciento de españoles, sino que también las jefaturas y puestos principales estaban a cargo de españoles. Regresamos de allí sumamente complacidos. De esto hace sólo pocos meses. ¿Cómo y por qué se operó un cambio tan grande? ¿Por qué no se han podido ajustar las diferencias entre elementos conscientes y , sobre todo, con un grupo de españoles tan juiciosos como los de West Virginia, que poco tiempo hace daban muestras evidentes de prosperidad y satisfacción? Sabemos de españoles que residen allí desde hace 25 años y llevaban un vida feliz. Hemos publicado varias veces noticias de esa huelga enviadas por algunos compatriotas de buena voluntad, pero como esos espíritu informativo encararon la función de relatar más bien desde un punto de vista impresionista que informativo resultó que los antecedentes del conflicto nos fueron ignorados y nunca pudimos saber cuál fue la causa que lo promovió.

Quisiéramos creer que está inspirada ésta en reclamaciones justas y equiativas; nos complacería saber que es un movimiento basado en el bien común sin base de caprichos ni sujeción a elementos perturbadores.
Desearíamos ver nuevamente constituida la colonia de West Virginia, pues era honra y ejemplo de los nuestros , pero desearíamos verla constituida bajo una base de orden y quisiéramos sobre todo que sus demandas fueran otorgadas si aquellas están basadas en la justicia. No dudamos que en una colonia amante de las ideas restas y de sus deberes como es la de aquella región, podrá constituirse una comisión para discutir serenamente la bases de arreglo con las empresas fundidoras y regresar a la vida normal y próspera de esa comarca.

Con el fin de contribuir a esclarecer las opiniones de ambas partes, damos publicación a informes obtenidos por nosotros omitiendo en aras a la imparcilidad todo comentario. LA PRENSA desearía que el elemento obrero de West Virginia nos enviara al mismo tiempo una exposición concisa del motivo de la huelga, de sus deseos y sus quejas, para así hacerla llegar por su intermedio a los dueños de esos establecimientos y prestarla los apoyos de la divulgación.

Publicamos a continuación el informe aludido:
“En 1903, en que comenzó a funcionar la fundición de zinc en Clarksburg, West Virginia, se contaban muy pocos españoles en las diferentes plantas del oeste. Por regla general y con muy pocas excepciones eran llamados y tratados como “Dagos” y , generalmente hablando, eran excluidos de los puestos de mejor retribución.

En Clarksburg, la Grasselli Chemical Co., implantó la regla inflexible de que los mejores puestos debían ser para los mejores hombres, sin tener en cuenta su nacionalidad. Como resultado de esto , los españoles al igual que los de las otras nacionalidades, fueron clasificados según su mérito, y muy pronto gran número de ellos escalaron las mejores posiciones. Esto alentó a otros españoles a venir en número crecido hasta que en 1919 cerca del 90 por ciento de las brigadas de los hornos pertenecían a dicha nacionalidad.

La causa que les atraía a Clarksburg consistía en que las condiciones de trabajo eran tan buenas que no las había mejores en ningún otro horno de los Estados Unidos.

Existe un elemento entre los españoles que muestra mayor interés en provocar trastornos que en mejorar las condiciones del obrero. Estos elementos viven, de colectas recogidas con el pretexto de reparar disturbios, y ellos mismos forjan esos disturbios para justificar las colectas. No son obreros bonafide, muchos de ellos viven del juego y de otros expedientes cuestionables.

En 1913 este elemento provocó en Clarksburg una huelga de diez días, en la siguiente forma: en los alrededores de la planta se había escuchado un gran tiroteo y éste fue aumentando al otro día en tales proporciones que llegó a hacerse intolerable. Con objeto de evitar la repetición de esos hechos, un alguacil de la localidad detuvo a un joven español, que fue declarado convicto de uso indebido de armas.

Un supuesto comité visitó al manager de la fundición, Mr. Ziesing, y le notificó que, a menos que el destenido fuera excarcelado y el alguacil que efectuó la detención fuera destituido y expulsado de la localidad, los miembros del comité harían cerrar la fábrica. Mr. Ziesing explicó al comité que esto constituía un imposición, y trató de disuadirles de lo absurdo de su demanda.

Por cuanto ridículo pueda parecer, este elemento que consistía de unos 12 españoles entre 18 y 23 años consiguió arrastar a los demás a una huelga que tuvo 10 días de duración. Por último la mayoría comenzó a razonar y la huelga cesó, reanudándose los trabajos. Parecerá extraño decir que para asegurar la regularidad del trabajo, hubo necesidad de prestar protección armada a 450 trabajadores contra la posible agresión de unos 25 ó 30 sediciosos.

Durante el periodo de la guerra, los salarios en Clarksburg, fueron aumentando en un 100 por ciento, aun cuando la eficacia decayó considerablemente.

El negocio del zinc ha pasado por diversos contratiempos, el año anterior. Esto forzosamente debe cesar. Para poder mantener los salarios al más alto nivel posibles, es preciso que la eficacia sea restablecida. Atento a esta idea la Compañía propuso el 1º de junio pasado fundar el monto de los salarios en la calidad de la obra. Con la deducción de 25 centavos diarios podría crearse un fondo que se destinaria a pagar las brigadas más hábiles, De veinte brigadas por ejemplo, la primera, que sería la más eficiente, recibiría un premium de 15 por ciento sobre su total de salarios mensuales. La segunda brigada recibiría 14 por ciento, la tercera 13 por ciento y así sucesivamente hasta la décima brigada en grado de eficacia que recibiría el 6 por ciento. Las otras diez brigadas, esto es, las que mostraran menos capacidad en el transcurso del mes tendrían que cargar en la pérdida de los 25 centavos diarios y no recibir ninguna bonificación.

Además de las primas mensuales recibidas, las dos brigadas superiores percibirían una bonificación de 10 por ciento sobre el total de sus salarios percibidos en todo el año.

Este proyecto, representaba un aumento no una disminución, en el total de las pagas hechas a los obreros. El trabajador descuidado e indolente, sufría, es cierto, una merma de 25 centavos diarios. Este dinero era, sin embargo, para los obreros ejemplares. Debe notarse que las brigadas mermadas en esa suma diariamente alcanzaban a percibir un buen salario, que era el que se paga aproximadamente por todo el país.

Esta proposición pareció encontrar mucho favor entre los trabadores antiguos por creer que en esta forma podrían aumentar sus jornales notablemente. Los agitadores de oficio vieron ahí su oportunidad y ,con la ayuda de varios curiosos desocupados, que amenazaron e intimidaron, consiguieron inducir a los fundidores a una huelga que se declaró el 1º de junio sin aviso ninguno y sin dar tiempo a la compañía a explicar o discutir la cuestión.

Los fundidores de Meadowbrook abandonaron los hornos cuatro días después. esto ocurrió, no obstante, que los obreros habían aceptado la nueva escala de precios y que la mayor parte se hallaba sumamente complacida.

Aparte de lo mencionado , La Compañía solicito del Departamento de Fundiciones el nombramiento de una comisión de cinco miembros para que visitara los talleres cuantas veces deseara y conferenciase con los administradores una vez por mes, a fin de discutir las economías posibles y desvaneciera los descontentos reales o imaginarios. Fue por este medio que la Compañía esperó solucionar las objeciones que surgieran o las divergencias susceptibles de desarrollarse con el desarrollo del presente plan.

En nuestra planta de Terre Haute tenemos un 85 por ciento de españoles empleados en la fundición. El arreglo tal como fue implantado el 1º de junio, obtuvo general aprobación.

El 8 de junio una comisión de españoles de Clarksburg, todos jóvenes y solteros llegó a Terre Haute y en 24 horas provocó una huelga en el departamento de hornos que obligó a la dirección a cerrar las puertas de la fábrica”

(La Prensa, Nueva York,19-VII-1919)
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