"Fiestas de práu"

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Carlos
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"Fiestas de práu"

Post by Carlos »

Va a tardar un poco, pero en breve vereis aquí un pequeño reportaje sobre las fiestas asturianas.


[Art: ¡Ya está! Lo siento que me tardó tanto.]


Con la llegada del buen tiempo comienzan todo tipo de fiestas y celebraciones en Asturies, que en nuestra tierra se concentran sobre todo en primavera y verano. Una clase de estas celebraciones son las “fiestas de práu”, que pueden estar compuestas de elementos religiosos y laicos, o bien ser por completo profanas, sin ningún componente religioso. En la primera categoría entrarían las típicas “romerías”, mientras que en la segunda podríamos incluir las “giras” (una especie de romería sin misa) y otras fiestas populares.

Para todas las personas que nunca hayais pisado Asturies o no la conozcais suficientemente, aquí os pongo un pequeño ejemplo de “fiesta de práu”. Se trata de una fiesta que tuvo lugar hace un par de semanas, y el reportaje fue realizado el domingo 5 de junio, en la localidad de Santa Bárbara, concejo de San Martín del Rey Aurelio, en plena cuenca minera del Nalón. Todas las fotografías son de mi autoría y podeis disponer libremente de ellas, eso sí, citando su procedencia. Espero que las disfruteis.

Foto 1

Toda “fiesta de práu” tiene, como es lógico, un prado donde se centran la mayoría de las actividades. Como no podía ser menos, se le llama “el práu de la fiesta”. Allí se instalan una serie de puestinos, tendejones, la barraca de la bebida (la sidra asturiana nunca falta), el escenario de la música, etc. Aquí podeis contemplar de cerca uno de estos puestinos, donde unas entusiastas preparan con todo cariño tortos de maíz con picadillo, y otras exquisiteces como frisuelos caseros... ¡Ñam, ñam!

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Foto 2:

Aquí podeis ver algo más del escenario de la fiesta, con algunos otros puestinos al fondo, y, en primer plano, “la sanadora”, que vende plantas aromáticas y medicinales y otros productos similares. Aun que prácticamente toda la gente de aldea conocía antiguamente las propiedades y virtudes de las plantas, este tipo de medicina popular tradicional solía recaer sobre todo en las mujeres. Desde luego, nunca estudiaron Farmacología, pero la práctica milenaria hacía de ellas verdaderas expertas. Por ello eran muy apreciadas por sus convecinos, pues sabían lo mismo cómo solucionar la falta de apetito de los niños que curar los males del ganado. Sin embargo, el machismo de ciertos individuos y la intransigencia de la Iglesia hicieron de ellas en siglos pasados unas brujas merecedoras de la hoguera. Hora es de reivindicar esta sabiduría popular:

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Foto 3

En la economía campesina resultaban muy útiles los artesanos que eran capaces de hacer reparaciones o fabricar herramientas de trabajos y otros artefactos necesarios. Muchas de estas tareas las sabía hacer prácticamente cualquier aldeano, pero en otras ocasiones los oficios estaban más especializados, bien porque se necesitaban unos conocimientos más especializados, o porque aparecía alguna persona especialmente habilidosa. Aquí teneis un paisanu que realiza pequeños objetos ornamentales y objetos variados de madera, tales como cayados, la guiá (el palo de conducir a las vacas), rastrillos, mangos, etc. Tengo que advertiros que ninguno de los personajes que aparecen en las imágenes son actores representando una recreación de tipo etnográfico: son gente de aldea, campesinos poniendo en práctica una cultura tradicional afortunadamente aún muy viva. Observad que en los pies lleva puestas unas madreñas, calzado de madera típico de Galicia, Asturies, Cantabria y norte de León, muy común por toda Francia y más allá. Los modelos ibéricos se diferencian de los típicos zuecos holandeses en que éstos carecen de tacos, mientras que los nuestros tienen tres: dos en la parte delantera, a derecha e izquierda de la planta del pie, y el tercero en el tacón.

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Foto 4

Muchas de las fiestas tradicionales tenían lugar con ocasión de ferias de ganado. En esta ocasión no había tal feria, es decir, no acudían compradores y vendedores a hacer negocio con vacas, caballos, etc. Sin embargo, uno de los atractivos de esta fiesta consistía en una exposición de Razas Autóctonas. Nos solemos referir con este nombre a ciertas razas de ganado que son específicas de ciertas comarcas o regiones geográficas. En Asturies poseemos algunas razas propias, muchas de ellas de gran antigüedad, en algún caso de más de 2000 años, pues fueron traídas por los pueblos celtas en plena Edad del Hierro, y quizás antes, en la del Bronce. Al parecer, los veterinarios y biólogos, a través de análisis del ADN animal, están en condiciones de establecer parentescos genéticos entre varias razas europeas, y las asturianas tienen “primas” en las zonas de europa donde se establecieron los pueblos célticos. Aquí podeis ver un hermoso ejemplar de vaca de la Raza Asturiana de los Valles (existe otra variedad ligeramente distinta llamada Asturiana de Montaña). Las cintas de colores quieren decir que obtuvo un premio en algún concurso. Existe una Asociación de Criadores, con sus libros de registro, que garantizan la autenticidad y unos cuidados especiales. En el castro de la Campa Torres, en Xixón, un antiguo poblado céltico que después fue romanizado y del que se supone que dio lugar posteriormente a la civitas romana, se encontraron huesos de los esqueletos de distintos animales. Se hallaron dos tipos de vaca bien diferenciados, uno de menor tamaño, que es el de los antepasados de las actuales vacas roxas asturianas, y otro mayor, que los expertos suponen que se trata del ganado que trajeron los romanos. En la actualidad no hay ninguna raza de esta tipología, sólo las autóctonas y las típicas frisonas introducidas hace poco más de un siglo:

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Foto 5

Aquí podeis ver un magnífico ejemplar de toro de la misma raza. Se puede ver muy bien una característica típica, que es su gran grupa. Es por esta característica que a los terneros se les llama “xatos culones”, y de ahí su gran valor como productores de carne. Los machos sólo son fértiles hasta los 5 años de edad. A partir de ese momento, o bien se castraban, o bien eran sacrificados. En otras épocas, se los castraba para poder mantenerlos con vida y usarlos, como las propias vacas, como fuerza de trabajo en las tareas del campo, por ejemplo tirando de los carros. Hoy en día, el campo asturiano está mucho más mecanizado, así que su función de tracción está decayendo a gran velocidad. El motivo de mantenerlos “enteros” (sin castrar) sólo hasta los 5 años se debe a que, pasada esa edad, suelen ponerse muy agresivos. Todavía de vez en cuando sale en los periódicos la noticia de algún aldeano atacado por uno de estos animales. En esos casos, la desgracia termina con la intervención de la Guardia Civil, que tiene que abatir al pobre animal a tiros para que no cause más daños:

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Foto 6

Aquí teneis un gallo de otra raza asturiana: la Pita Pinta Asturiana, también de gran antigüedad. Esta raza se caracteriza por su plumaje blanco y negro, aunque también se encuentran otras tonalidades, pero siempre jaspeadas. Se trata de una raza no excesivamente ponedora de huevos, pero con una carne suculenta y abundante, muy bien adaptada a nuestro clima. Como podeis ver, el “pitu” estaba contento y cantarín:

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Foto 7

Cambiando la pluma por el pelo, aquí teneis algunos ejemplares de la Cabra Bermeya:

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Foto 8

Estas otras son ovejas de la raza llamada Oveya Xalda. Aunque en la foto no se aprecia bien por falta de referencias, son de menor tamaño que las típicas Merinas de Castilla. La capa puede ser de diferentes colores. La lana de los ejemplares negros y los marrones se utilizaba tal cual, y de ahí el color de la estameña que se solía emplear para la confección de los trajes tradicionales. Los tejidos de colores se obtenían mediante el teñido de la lana blanca con tintes obtenidos de sustancias naturales, como musgo, la carne de las nueces, la cáscara de la cebolla, etc. De ahí lo falso de esos trajes de colorinos que utilizan ciertos grupos de baile, como los llamativos rojos, imposibles de obtener con estos medios. Sólo cuando comienza a despegar la industria química, a finales del siglo XIX, aparece más variedad de colores, pero es precisamente la época en la que este tipo de vestimenta cae en desuso. Volviendo a las ovejas, con las asturianas están emparentadas las Morite de Escocia y alguna otra de la Bretaña francesa:

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Foto 9

Aquí podeis ver un animal que actualmente corre un grave peligro de desaparición, aunque recientemente se creó una asociación de criadores encaminada a aumentar el número de ejemplares. Se trata del llamado “Gochu Celta”, al que también se denomina “Gochu d’Oreya Llarga” y “Gochu del País”. Como indica uno de sus nombres, se caracteriza por unas orejas bastante largas, así como por la particularidad de que, a diferencia de otras razas de cerdo, no tiene el rabo enroscado, sino derecho:

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Fotos 10, 11 y 12

No tendría perdón si no hablara de la raza asturiana más conocida y más mítica: el asturcón. Estos animales están clasificados dentro de los équidos como ponies, no como caballos. Son de pequeña talla, sobre 1.40 m de altura a la cruz. Es cierto que hay verdaderos caballos de poca alzada, como los puros árabes y otros, pero en su clasificación no influye sólo el tamaño. Por ejemplo, los asturcones tienen al parecer una vértebra de menos. Se trata de los míticos caballos que cabalgaban los guerreros astures cuando se dirigían al combate contra los romanos. En la antigua Roma adquirieron tal fama que incluso dieron lugar a la aparición de una nueva palabra, asturconarius, para aquel que se dedicaba al comercio de pequeños caballos. En el castro de la Campa Torres y en múltiples lugares de Francia, la antigua Galia, aparecieron restos de los esqueletos de este tipo de animales. Aunque hay unas cuantas razas más o menos emparentadas con nuestros asturcones, están mucho más mezcladas por cruces. Sin embargo, otras son prácticamente idénticas, y nuevamente las encontramos en las regiones célticas del occidente europeo. Por ejemplo, podríamos citar el Merens francés, el pony de Exmoor (Gales) y alguna otra raza de Irlanda. Hablando de este último país, se sabe que comerciantes asturianos e irlandeses traficaron durante buena parte de la Edad Media con barcos en que los que Asturies exportaba asturcones, madera y sidra. En la primera foto podeis ver un macho que estaba dormitando y que se fue a mover precisamente en el momento en que yo le tomaba la foto. En la segunda podeis ver una yegua con su potro ya algo crecido. Y en la tercera, otra yegua dando de mamar a un potro más joven, al que según vaya pasando el tiempo se le oscurecerá el pelaje hasta alcanzar el típico color negro. Larga vida a este caballo milenario:

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Foto 13:

Aquí podeis ver un carruaje muy típico, al que yo de niño todavía conocí en pleno uso en las brañas, aunque ahora es más frecuente verlo como objeto decorativo. Se le llama “Carru del País” o “Carru Chillón”, entre otros nombres. Es un tipo de carro que, con algunas variantes, se extiende por Portugal, Galicia, Asturies, León, Cantabria y País Vasco, siendo los del resto de la Península Ibérica de otras tipologías. Para fabricarlo se toma un larguero de madera, del tronco de un árbol, y se lo abre por el medio hasta los dos tercios más o menos. En ese punto se coloca una abrazadera de hierro, y de ahí hacia adelante es la pértiga. En la horquilla de la parte posterior es donde se forma la caja. Se colocan una serie de tablas en sentido transversal. Sobre esa plataforma se monta un cierre de varas entretejidas, como si fuera un cesto, como podeis ver en la foto. En otras ocasiones se colocan unos maderos verticales, llamados “estadoños”, “estandorios”, etc., que podeis ver en la imagen, pero sin el “cesto”, y ahí se colocaban por ejemplo las cargas de la hierba segada. La tracción eran las típicas vacas del país, más lentas que los caballos, pero mucho más fuertes. Las dos ruedas forman una pieza con el eje, que también gira. Unos cojinetes de madera sujetan el eje y las ruedas a la caja del carro, y la fricción produce un sonido característico, y de ahí el nombre de “Carru Chillón”. Como curiosidad, deciros que, como muestra de la gran antigüedad de este tipo de carros en nuestra tierra, en un yacimiento arqueológico de hace 3000 años, en Pontevedra (Galicia), apareció una rueda petrificada de este mismo tipo.


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Foto 14

Y, como no podía ser menos, no hay fiesta asturiana sin música. Aquí podeis ver la estampa inconfundible de la típica formación de gaita y tambor, con unos amigos que se prestaron amablemente a posar para la fotografía:


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Espero que hayais disfrutado con este mini-reportaje.
Saludos.
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