Text of Articles in La Nueva España--beginning July 20, 200

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Text of Articles in La Nueva España--beginning July 20, 200

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La Nueva España
20 de julio, 2003

Gracias a la autora, Elisa Campo, por su permision poner el texto aqui.

Puedes ver el artículo original aqui: http://www.lne.es/secciones/aviles/noti ... Seccion=36

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Familiares del otro lado del océano

La productora de cinc de Grasselli empleó a numerosos avilesinos que emigraron a West Virginia, donde ayer se presentaron las memorias de un descendiente de asturianos

Los fenómenos migratorios dejaron a muchas familias divididas por el océano. Éste es el caso de los Verdín y los Rodríguez, que cruzaron el Atlántico para emprender una nueva vida en Estados Unidos hace aproximadamente un siglo. Muchos avilesinos encontraron trabajo en la Grasselli Chemical Company, que se fundó en 1904. En Clarksburg, la ciudad en cuyas inmediaciones vivieron muchos de estos emigrantes, se celebró ayer la presentación del libro «Pinnick Kinnick Hill», que recoge las memorias de uno de los descendientes de esos asturianos en Virginia Occidental. [El libro esta en venta por Amazon: http://www.amazon.com/exec/obidos/ASIN/ ... anameri-20]

Elisa Campo

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[Vasquez family portrait at Olevido's baptism, Grasselli WV, 1910. Standing in back: Joe Vasquez; from left: Mr & Mrs Feora, their neighbors Aurora Vasquez (godmother) & Diego Vasquez (godfather); children are unidentified.]

Fotos amarilleadas por los años son el único recuerdo que tienen muchos avilesinos de sus familiares emigrantes que cruzaron el océano Atlántico hace ahora un siglo para encontrar en Virginia Occidental (West Virginia) un nuevo hogar. Pocos quedan ya que puedan contar de primera mano la historia de esa emigración; sin embargo, sus ecos perduran en el recuerdo de sus descendientes. Hay casos en los que la comunicación quedó cortada y no se retomó. Otras veces nunca se interrumpió, o se pudo recuperar en algún momento.

«Mi abuelo Guillermo Verdín tenía 17 hermanas y un hermano. Su padre vino de Bélgica como ingeniero para la Fábrica de Armas de Trubia. Mi abuelo y otros familiares viajaron a Estados Unidos, donde quedaron la tía Pepa y la tía Flora. Mi abuelo regresó. Mi padre, José Verdín, hizo varios viajes a Estados Unidos. Volvió para casarse con mi madre y luego se le pasó el plazo y ya no pudo marchar», relata Nieves Verdín, de Piedras Blancas.

Esta mujer ignoraba hasta hace poco que una estadounidense nieta de una de sus tías estaba investigando la historia de su familia. «Mi abuela me contó que su padre, Guillermo Verdín, fue una vez alcalde de su ciudad. Si es cierto, ¿cómo podría tener más información de su carrera política?», escribió la estadounidense en el foro de la página web «www.asturianUS.org», que pretende mantener viva la memoria histórica de la emigración. Nieves Verdín no recuerda con claridad si hubo un alcalde en su familia, pero tampoco lo descarta. Y afirma con orgullo que todos los Verdín son parientes. Sí tiene constancia de que en la posguerra española los familiares de Estados Unidos les enviaban paquetes de ropa. Y recuerda que su abuelo Guillermo se casó con Mariuca, a la que conoció de aguadora en Arnao.

Aunque Guillermo Verdín tenía un bar-tienda en Salinas, muchos de los que se fueron a Estados Unidos eran trabajadores de la industria del cinc. Las represalias que la Real Compañía Asturiana de Minas impuso a sus empleados después de una dura huelga en 1903 obligaron a muchos de ellos a emigrar. La historiadora Suronda González, profesora de la Universidad de Nueva York, señala la coincidencia de aquellos acontecimientos en Arnao con el inicio de la construcción de la Grasselli Chemical Company en Clarksburg, Virginia Occidental, dedicada también al cinc. Según José Enrique Menéndez Vega, coordinador de la página web Avilesenlahistoria.com, la empresa estadounidense inició su producción en 1904. En esa fecha contaba ya con numerosos trabajadores procedentes de la comarca avilesina. «Todo apunta a una estrecha relación entre los despidos de la Real Compañía y la primera oleada migratoria de Asturias a Virginia Occidental», dice Menéndez.

Sin embargo, las tierras virginianas no fueron el único destino. Aurelio Rodríguez y Benilde Fernández, que posteriormente regentarían la famosa Casa Benilde de La Carriona, estuvieron en Pittsburg, en Pensilvania. María del Carmen Menéndez, casada con uno de los hijos de este matrimonio, cuenta que primero se fue Aurelio Rodríguez, y regresó para casarse con Benilde. Volvieron a Estados Unidos y allí tuvieron dos hijas. La familia creció de nuevo cuando regresaron a Avilés, con otros tres retoños. Una de las hijas nacidas en Pensilvania, María del Carmen Rodríguez, viuda y madre de una hija, decidió volver a Estados Unidos, donde se casó de nuevo y desde donde mantiene vivo el contacto con su familia avilesina. Durante su estancia en Pensilvania, Aurelio Rodríguez trabajaba en fundiciones y Benilde Fernández arreglaba ropa. Ganaron lo suficiente como para comprar varias tierras y una casa en La Carriona, donde instalarían su negocio.

«Pinnick Kinnick Hill», traducido como «Las colinas sueñan en español», es el título del libro de Gavin W. González que se presentó ayer en Clarksburg, con prólogo de la historiadora Suronda González. Gavin González, que nació en 1909 en Anmoore (antes Grasselli) de padres asturianos, recuerda en estas memorias su infancia en el vecindario, donde vivían muchas familias de inmigrantes, trabajando en las fábricas del cinc, viviendo en malas condiciones y celebrando romerías en los días festivos. Suronda González esperaba ayer a más de cien personas en la presentación del libro. «Es todo un evento para la comunidad», concluyó.
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Text of Articles in La Nueva España--July 21, 2003

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La Nueva España
21 de julio, 2003

Gracias a la autora, Elisa Campo, por su permision poner el texto aqui.

Puedes ver el artículo original aqui: http://www.lne.es/secciones/aviles/noti ... Seccion=36

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Sueños de retorno

Virginianos descendientes de avilesinos recuperan con viajes, cartas y llamadas el contacto con los familiares que permanecen en Asturias

Elisa Campo

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[Familia Fernández Menéndez, Havana, Cuba, c 1915. Maria Luisa as baby, with parents Emilio Fernández Alvarez & Aurora Menéndez Conde, from Avilés (she from Campo de Conde, he from the city), Asturias.]

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[Familia Martínez Menéndez, Clarksburg, WV, 1917. José Antonio "El Cuervo" as baby, parents Manuela (Lola) Menéndez Conde (from Campo de Conde, Avilés) & Juaco Martínez Iglésias (merchant marine), family lived in Anmoore several years, returned to San Cristóbal in 1920.]



«El desafío de la vida es encontrar caminos para que los sueños vean la luz. La página web asturianus.org es un camino que hemos construido para dar vida a nuestros sueños». Art Zoller Wagner, cuyos abuelos eran de Sabugo y San Cristóbal, es uno de los tres fundadores de un espacio en Internet donde descendientes de avilesinos que emigraron a Virginia Occidental recuperan la memoria de ese pasado.

Zoller Wagner, pintor figurativo (su obra puede verse en la página www.realistpainting.com), explica que en Estados Unidos diferentes culturas y etnias se fundieron en una «cultura americana». En el mejor de los casos, los mejores aspectos de cada cultura forman parte de la americana. «Desafortunadamente, en el proceso de convertirse en americano la mayoría de la gente pierde mucho de su cultura original. Yo lo hice», afirma. Sus abuelos maternos eran Emilio Fernández Álvarez, de Sabugo, y Aurora Menéndez Conde, de San Cristóbal.

«Nací en 1952 y cuando tenía alrededor de 30 años me sentía alemán por mi apellido. Luego, cuando aprendí más del arte, la historia y el lenguaje españoles y me percaté de que dos de mis abuelos habían sido españoles, comencé a sentirme más español». Desde 1983 hasta 1985 se trasladó a Madrid con su esposa Joanne. «Madrid era el cielo. Solía caminar por la ciudad y maravillarme de mi buena fortuna por vivir en un lugar tan maravilloso. Me influenció mucho el arte que vi en Madrid».

Aprovecharon entonces para visitar a sus primos de Avilés. «Estaba impresionado con su cordialidad y su fantástica manera de cocinar. El tiempo fue bastante bueno en aquella visita, era Navidad. Yo pensaba que era inusual, pero mi primo Manolo me explicó que siempre hace una temperatura similar en Avilés. Todavía sabía poco de la cultura de Asturias, probablemente porque no entendía lo diferente que es de la de Madrid».

Su prima Maribel Martínez, de San Cristóbal, recuerda que la imagen de Art Zoller Wagner le recordó a la de un hippy la primera vez que fue a visitarles, con su melena larga. «Ahora está más guapo», sonríe. De sus familiares de Virginia dice que son «muy amigos de las antigüedades». La madre de Maribel, Ramona Ovies, asegura que su pariente pronto volverá a hacerles una visita.

El árbol genealógico que muestra Javier Álvarez, hijo de Maribel Martínez, recoge dos familias de emigrantes: la formada por Manuela Menéndez y Joaquín Martínez, que se fueron a Virginia recién casados y regresaron a Avilés, y la de José Menéndez y María Conde, bisabuelos de Art Zoller Wagner.

Después de vivir en Madrid, el matrimonio Zoller Wagner regresó a Estados Unidos. En 2000 viajaron de nuevo a Asturias para estudiar el arte prehistórico y visitar a la familia. «Me sorprendió saber que los asturianos se sentían celtas. Decidí aprender a tocar la gaita. Fue en ese viaje cuando comencé a verme a mí mismo como un asturiano. Adoro las fabes, los potajes, la sopa, los mariscos y los quesos. Encontré muy atractivo que la gente dedicara las tardes para pasear, hablar, relajarse».

Uno de los recuerdos que tiene de sus abuelos es relativo a la persecución del Ku Klux Klan: «Mis abuelos recordaban las marchas del Klan a través de la ciudad, las cruces ardiendo y las frases amenazantes contra los españoles escritas en las paredes».


Bob Martínez

Los abuelos de Bob Martínez, profesor de Biología, emigraron a Virginia desde Salinas. Victor Martínez Artime, su abuelo, tenía 19 años en 1913, cuando salió de la localidad con su esposa, Josefa Fernández Inclán («Sena», de San Martín de Laspra), y su primer hijo, José, de 6 semanas. «Recuerdo las reuniones de familia los domingos y las vacaciones en casa de mis abuelos. No podía entender nada la mayor parte de las veces, pero me gustaban los sonidos del lenguaje. Mi abuela solía servir arroz con pollo, bacalao, callos y garbanzos. Mis abuelos hacían ellos mismos chorizos y morcillas. Mi hermano Rick y yo hicimos nuestros primeros chorizos en 1962. En el 80.º cumpleaños de mi abuelo le hice 80 chorizos caseros asturianos. Estaba encantado», cuenta Martínez.

De pequeño estaba fascinado por las viejas fotos de sus antepasados y muy interesado por descubrir a su familia asturiana. Poco a poco fue interesándose por la cultura y finalmente visitó Asturias en 1999, donde localizó a algunos parientes. «Estuvimos tres días en Xixón y siete en Avilés». Y afirma que incluso habló en asturiano: «Una pareja muy persistente estaba pidiéndonos dinero. Le contesté varias veces en español que si estaban hambrientos les compraría comida, pero que no les iba a dar dinero. Eran muy persistentes. Finalmente les dije: "Soi estranxeru equí y non falo castellanu". Me miraron sorprendidos y se fueron».
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Text of Articles in La Nueva España--July 22, 2003

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La Nueva España
22 de julio, 2003

Gracias a la autora, Elisa Campo, por su permision poner el texto aqui.

Puedes ver el artículo original aqui: http://lne.es/secciones/aviles/noticia. ... Seccion=36

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«En Asturias sólo se recuerda a los emigrantes que regresaron ricos»

«Los lazos familiares siguen existiendo, comienzas a hurgar y salen solos»

Elisa Campo

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[foto de Suronda Gonzalez]


La historiadora Suronda González es descendiente de una familia de emigrantes avilesinos. Su abuelo era Nicanor González, que durante años acudió caminando todos los días desde Miranda a Arnao para trabajar en la Real Compañía Asturiana de Minas, hasta que se trasladó a Virginia Occidental, donde encontró trabajo en la Grasselli Chemical Company de Clarksburg. En 1914 regresó a Avilés para recoger a su esposa, María Fernández González, y sus cuatro hijos. Suronda González aún recuerda a su abuela María caminando de madreñas por los embarrados caminos.

-¿Cómo comenzó a estudiar la historia de la migración?

-Hace algunos años, la Universidad de Virginia Occidental se puso en contacto conmigo para escribir el prefacio de un libro que iban a editar, «Pinnick Kinnick Hill», de Gavin W. González. Sabían que yo crecí en la comunidad española de la que González escribió, y que mis estudios de graduación estaban enfocados a esa comunidad de asturianos. Me pareció estupendo, acepté rápidamente. Buscando información de asturianos emigrantes en Internet sólo encontraba cosas sobre los indianos. Me parecía que las historias personales más recordadas en Asturias son de gente que retornó nadando en riquezas, y no pude encontrar información de los que estuvieron trabajando en Estados Unidos como mineros o granjeros.

-¿Fue entonces cuando empezó a conocer a otros descendientes de asturianos?

-El libro se dio a conocer en la Universidad, por medio de la página web. Desde que mi nombre quedó asociado al libro, comencé a recibir mensajes de gente que quería saber más de la historia de los asturianos en Virginia Occidental, y mi conexión con ellos. Una de las primeras personas que contactaron conmigo fue Bob Martínez. Encontramos conexiones entre nuestras familias. Además, recibía correspondencia de otras personas que compartían la historia de su familia conmigo, y que buscaban a sus antepasados. Sentía que la gente me estaba contando su historia y que tenía la obligación de preservarla.

-¿Cómo nació la web asturianus.org?

-Conocí a Art Zoller Wagner a finales de la década de 1980 en la Universidad de Virginia Occidental, y más recientemente nos encontramos en el campamento de verano de español donde ambos trabajamos en 1998. Sabía que Art había estado trabajando en diseño de páginas web y que podría ofrecerme soluciones técnicas. Le sugerí que quizá necesitábamos un club on-line. Art pensó que era mejor una web. Junto con Bob Martínez comenzamos a trabajar en el proyecto a diario durante tres meses.

-Y el interés por esta migraciónÉ

-Siempre estuve interesada en la emigración de mi familia. Crecí entre inmigrantes españoles: mis abuelos, vecinos y amigos. Sus historias me fascinaban. Mi trabajo final del doctorado es sobre de la historia de mi familia. Estudié español en la Universidad de Virginia Occidental. Después investigué la situación de la comunidad asturiana en Virginia Occidental (en particular la situación de la mujer) para la tesis de un master. La publicación de «Pinnick Kinnick Hill» me hizo volver a la historia de mi familia.

-¿Visitó Asturias para recabar datos?

-Estuve en España en 1985 con un grupo de estudiantes de la Universidad. Durante las seis semanas de estancia viajé a Asturias para visitar a mis primos en Oviedo y Gijón.

-¿Cómo era Zeising cuando llegaron los asturianos?

-Yo crecí durante la década de los setenta y es difícil saber cómo era antes, el pueblo había cambiado mucho: la compañía vendió las casas a la gente. La primera generación de emigrantes se jubiló y los hijos se mudaron a otras partes. Los Grasselli, fundadores de la fábrica explotadora de cinc, vinieron de Ohio, es una familia bastante conocida en los Estados Unidos.

-«Pinnick Kinnick Hill».

-Un descendiente de emigrantes escribió un manuscrito sobre su vida, pero cambió muchas cosas de la realidad, está entre la novela y la historia.

-Y ahoraÉ

-El foro de asturianus.org tiene una vida en sí mismo. Ya no da tiempo a leerlo todo. Jamás pensamos que la web despertaría tanto interés. Los lazos familiares existen, comienzas a hurgar y salen solos.
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Text of Articles in La Nueva España--July 23, 2003

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La Nueva España
23 de julio, 2003

Gracias a la autora, Elisa Campo, por su permision poner el texto aqui.

Puedes ver el artículo original aqui:
http://lne.es/secciones/aviles/noticia. ... Seccion=36

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Los frutos de un pasado común

Descendientes de los cientos de avilesinos que fueron a West Virginia se reencuentran un siglo después mediante cartas, estudios e intercambios

Descendientes de los emigrantes asturianos en West Virginia y sus familiares avilesinos retoman, un siglo después, las relaciones motivadas por la emigración en busca de una vida mejor. Unos investigan sobre la historia, otros prefieren comprar el billete de avión para cruzar el Atlántico. Dos profesoras han puesto en contacto a sus respectivos estudiantes. Con este reportaje sobre los frutos de un pasado en común se cierra la serie dedicada a este capítulo de la emigración.


[foto de Robustiano Menéndez y María Suárez celebran el 70 aniversario de su boda.]

[foto de María Suárez y Robustiano Menéndez, antes de emigrar a Virginia Occidental.]

[foto de dos parejas y sus quatros ninos--no identificados.]


Elisa Campo


«El barco ancló en el medio de la bahía y luego nos llevaron en velero a Ellis Island. Salimos del bote con la bolsa en la mano y fuimos directos al edificio. Ah, aquel día podría haber cinco o seis mil personas. Era agosto. Hacía mucho calor y yo llevaba mis pantalones largos y mi gruesa chaqueta irlandesa». Este es el relato de uno de los emigrantes que llegaron a Estados Unidos a principios del siglo pasado. Muchos avilesinos participaron en ese movimiento migratorio, atraídos por una floreciente industria del cinc en estados como Virginia Occidental.

En Ellis Island existe un registro minucioso de todos los emigrantes que llegaron en barco. Víctor Martínez Artime, de Salinas, y Josefa Fernández Inclán (Sena), de San Martín de Laspra, los abuelos del estadounidense Bob Martínez, son dos de los viajeros registrados en esos archivos. «Los expedientes indican que mis abuelos llevaban 40 dólares cuando llegaron», comenta Bob Martínez. Recientemente, Martínez pudo encontrar a una prima tercera en Nueva Orleans gracias al foro de la página asturianus.org, donde descendientes de aquellos emigrantes recuperan lazos familiares.

Mensajes, llamadas, tarjetas de Navidad y también viajes son los productos de esta historia, un siglo después. Una familia de Miranda viajó recientemente a Virginia Occidental para encontrarse con sus primos y descendientes. Era de Miranda Robustiano Menéndez, que se casó con María Suárez en 1988. Ambos emigraron al nuevo continente, donde tenían otros parientes. A esta pareja de mirandinos le hicieron en 1997 un reportaje en Estados Unidos, coincidiendo con los setenta años de su matrimonio. Fueron de los últimos testimonios vivos de la migración. A Menéndez le hicieron una entrevista sobre su historia que quedó grabada en cinta. «Muy pocos españoles vinieron a la mina, como los italianos; nosotros veníamos a la industria del cinc, porque habíamos trabajado en la fábrica de cinc de Arnao».

La familia mirandesa de Robustiano Menéndez, que vivió en Zeising (Clarksburg), recorrió las verdes campiñas de Virginia Occidental hace cuatro años, y se encontró con unos parientes que guardan como oro en paño cualquier recuerdo de Asturias y que, incluso, hablan asturiano.

La presentación del libro «Pinnick Kinnick Hill» (de venta en Internet) el pasado sábado en Clarksburg fue, por otra parte, un evento para la comunidad de Virginia Occidental. Gavin W. González cuenta en estas memorias su perspectiva como hijo de la primera generación de emigrantes asturianos. Nació en 1909 en Anmoore y sólo después de su muerte en 1988 su familia encontró sus historias de juventud.

La historiadora Suronda González escribió el prefacio de las memorias y se encargó también de la presentación del libro. «Es una historia de emigración pero también de cómo cambió la comunidad al llegar esos emigrantes. Los que no tienen orígenes asturianos también tienen responsabilidad de preservar esa historia», manifestó González a los numerosos asistentes al acto, que se realizó un día antes del «spanish picknick», una populosa feria de temática española.

Los intercambios de estudiantes son otra de las iniciativas que podrían hacer revivir las relaciones entre Asturias y West Virginia. Las profesoras Karla Smith, del Liberty High School, y Beatriz Giudici, docente del Instituto La Ería de Oviedo (anteriormente impartió clases de inglés en el avilesino centro de La Magdalena), han puesto en marcha desde hace tres años un proyecto de correo electrónico entre sus respectivos alumnos.

«El proyecto es de gran envergadura, ya que entre sus objetivos está mantener viva la memoria histórica, poner en contacto a familias que pueden haberlo perdido al cabo del tiempo y analizar la historia reciente de ambas comunidades, que han pasado por un duro proceso de reconversión industrial», explica Giudici. Una de las ambiciones del programa es un viaje de intercambio, que de momento no pudo concretarse.
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