¿La 3ª República? - Toward the 3rd Spanish Republic?

Rational discussion of "hot" issues that affect Asturias, the US, etc.<br>
Discusión racional de temas acalorados que afectan a Asturias, EE.UU., etc.

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Carlos
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¿La 3ª República? - Toward the 3rd Spanish Republic?

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Hace ya algún tiempo hice alguna velada alusión al rey Juan Carlos que me valió incluso el calificativo de "gilipollas" o de "gilipollez" para mis palabras, que adrede evitaban hablar con más claridad. Decía por ejemplo que "el rey tiene mucho éxito con ciertas mujeres". Incomprensiblemente, la persona (mujer) que me criticó lo hizo atribuyéndome una actitud machista, lo que evidenciaba que no pilló la alusión.

Tengo que decir que por aquel entonces había quien resultó formalmente acusado y procesado por decir públicamente cosas de índole parecida. Sin ir más lejos, el alcalde andaluz José Antonio Barroso, finalmente condenado por un juez. Y todo ello por repetir las palabras aparecidas en dos libros, ninguno de cuyos autores fue procesado. Véanse sus palabras en este video:

http://www.youtube.com/watch?v=EDCDPwXtnjg

También hay que decir que infinidad de comentarios sobre los asuntos del monarca se hacen en privado en innumerables círculos, pero siempre que no trasciendan públicamente. Es lo que tiene la empalagosidad monárquica española y la hipocresía. Para los que no estéis al tanto, los llamados "Fondos Reservados" es una partida de los presupuestos generales del Estado que el Gobierno puede dedicar discrecionalmente a lo que quiera sin tener que rendir cuentas a nadie. Son fondos pensados principalmente para actuaciones de los servicios de inteligencia y cosas así, aunque en nuestro país acabaron destinados a la lucha ilegal contra ETA y en el bolsillo particular de determinados personajes relevantes del Estado, mayormente de la órbita del socialismo de Felipe González, como Luis Roldán, Rafael Vera y unos cuantos más. Pues bien, entre otras cosas por lo visto también sirvieron para pagar los desahogos sexuales del rey.

Más tarde tuvieron que "descasar" a una de las hijas de un marido del que se decía que era cocainómano (todavía se recuerda algún arrechucho sufrido, atribuido a no sé qué dolencia cerebral).

Hace poco, a raíz de la investigación policial y judicial de la llamada "Trama Gürtel" que afecta a varios políticos corruptos del PP, mayormente en Valencia y Baleares, aparece el nombre del marido de la otra hija de los reyes, Iñaki Urdangarín. No hace falta mencionar datos, basta con hacer una pequeña búsqueda por la red y empezarán a aparecer cifras con tantos ceros que producen vértigo. Hasta de Arcelor-Mittal, nuestra antigua Ensidesa, cobró este señor.

Después de 36 años de restauración monárquica, el Borbón heredero de Franco empieza a ser cada vez peor considerado y puesta la monarquía cada vez más en cuestión. Recientes encuestas muestran la caída de la simpatía y los apoyos en la sociedad, más graves cuanto más joven es el segmento de población encuestado. Por primera vez, la apreciación negativa de la monarquía supera a la positiva.

El rey Juan Carlos no tiene buena salud, hay quien dice que mantiene a raya a un cáncer, pero cada vez tiene peor cara y humor. No se sabe lo que puede durar, pero habrá que ver en qué condiciones desempeñaría sus funciones su hijo, el actual príncipe Felipe. Sea verdad o una falsedad, a Juan Carlos se le atribuye la traída en paz de la democracia, el parar el golpe de estado del 23F del 81, y "su simpatía" (es campechano, dicen). Ninguno de esos méritos supuestos o verdaderos va a poder atribuírselos Felipe, ni siquiera el útimo, pues tiene carisma cero (no hay más que ver los humos feudales que se dió con una chica que le interpeló en Navarra y a la que acabó cortando con la frase "ya has tenido tu minuto de gloria", una plebeya importunando a Su Alteza, dónde se vió).

Demasiados años de silencios, de hipocresía, de edulcoración, demasiado desgaste, y la guinda del pastel el escándalo de Urdangarín, su yerno, del que van a intentar a toda costa salvar a la infanta Cristina (morderla es pegar un bocado demasiado doloroso a la propia monarquía).

Sea como sea, incluso el Sindicato Unificado de Policía trabaja con la hipótesis de una futura proclamación de la 3ª República Española:

http://www.sup.es/01/381.pdf

Es curioso cómo resultan premonitorias las palabras del documento citado cuando habla de la remilitarización de la Guardia Civil. Precisamente el nuevo gobierno del PP acaba de suprimir el mando unificado de ese cuerpo y la Policía Nacional. Tal vez teman que éstos no sean tan de fiar como los primeros.
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Carlos
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Como complemento de lo anterior, reproduzco un artículo del periodista Pascual Serrano aparecido en el periódico francés Le Monde Diplomatique:


Críticas a la Monarquía: De los escándalos sexuales al 'Caso Urdadangarín'

El escándalo en el que se halla implicado Iñaki Urdangarin, duque de Palma, esposo de la infanta Cristina de Borbón y yerno del rey Juan Carlos I, atrae de nuevo la atención sobre los negocios ocultos de la familia Real. Una cuestión hasta ahora tabú en los medios de comunicación de España. Según la Constitución española: “La persona del Rey es inviolable y no está sujeta a responsabilidad.” Por eso sin duda la prensa mantiene una omertá de silencio en torno a los asuntos de la monarquía. En cambio, entre los libros sobre Juan Carlos, destacan trabajos serios que critican aspectos de la vida del rey con argumentos documentados y aportan luz sobre la extravagante trayectoria de la familia Real.

Hace más de veinte años, en mayo de 1998, el periodista Jon Lee Anderson, escribió en The New Yorker un amplio perfil del rey Juan Carlos I. El artículo fue censurado en España, algo que dejó desconcertado a Anderson. En su opinión, “la actitud de los directores de medios y la percepción de un círculo muy pequeño de que la Democracia española era frágil, hacía que se censuraran las noticias”. Hubo que esperar hasta 2.006 para que se publicase, pero incluido en un dossier editado por la Asociación de la Prensa de Aragón, con motivo de la asistencia de Jon Lee Anderson a un congreso en Huesca.

Lo curioso es que lo escrito por Anderson no era en absoluto crítico ni con la figura del Rey Juan Carlos I ni con la Monarquía en general. Su principal fuente era el servicio de prensa de la Casa Real y no recogían ni un sólo comentario de algún opositor a la institución monárquica. Sin embargo, en el texto se aprecian elementos que cualquier español hubiera identificado como “impublicables” de España: recuerda, por ejemplo, que Alfonso XIII, abuelo de Juan Carlos I, tras su derrocamiento en 1.931, “vivió una vida de play boy, mujeriego, era aficionado al juego y a la caza”; destaca la estrecha relación entre Franco y Juan Carlos, y se hace eco de alguno de los escándalos sexuales y económicos.

A diferencia de otras monarquías, como la británica, la española sigue blindada a la crítica. Se trata de un caso de censura apoyado por los directivos de la prensa y la mayoría de los periodistas, incluso los no españoles. John Carlin, por ejemplo, periodista británico colaborador del diario El País, hasta se jacta de esa falta de libertad. En su artículo “Reyes, guiñoles, ingleses y democracia”, publicado en 2.000, con motivo del 25 aniversario de la monarquía, afirma: “A diferencia de lo que ocurre en el Reino Unido, en España existe una conspiración de silencio en la que participan todos los medios de comunicación en torno a la Familia Real. Y tiene su razón de ser”.

Ante esta situación en la prensa, ha sido en los libros donde la omertá de silencio ha podido agrietarse. Muchos son los libros sobre la Familia Real, el monarca o su consorte. Casi todos laudatorios. Sin embargo, cada vez más, comienzan a editarse trabajos que se posicionan críticamente contra la Monarquía.

CUANDO JUAN CARLOS MATÓ A SU HERMANO…

Uno de los primeros fue Un rey golpe a golpe. Biografía no autorizada de Juan Carlos de Borbón (2.000). Va firmado con el pseudónimo Patricia Sverlo, y editado por Ardi Beltza, un sello del entorno de la izquierda abertzale que acabaría clausurado por las autoridades. El libro no se vendió en librerías; se distribuyó por los circuitos de la revista Ardi Beltza donde se agotó. La obra es contundente en la exposición del entramado de la sucesión tras la muerte de Franco; destaca la fortuna de Juan Carlos I, sus oscuros negocios en el petróleo, el tráfico de armas, la especulación financiera, la trama inmobiliario y sus amistades con una élite económica que terminó enjuiciada por corrupción. También se repasan los escándalos sexuales del Rey que suelen ser comentados por numerosos círculos privados pero nunca saltan a las páginas de la prensa española. Incluso se insinúa que Juan Carlos tuvo conocimiento de la creación de los Grupos Antiterroristas de Liberación (GAL), aparato clandestino de guerra sucia contra ETA creado bajo el gobierno de Felipe González. Hoy el libro es difícil de conseguir y su difusión se realiza básicamente por Internet.

Es de justicia indicar que los principales escándalos fueron recogidos anteriormente en otra obra que, si bien no se centraba en la figura de la monarquía, sacó a la luz una valiosa información sobre las corrupciones en torno a las finanzas de la realeza. Se trata de El negocio de la libertad (Foca, Madrid 1.999), de Jesús Cacho. A diferencia del de Patricia Sverlo éste fue un gran éxito de venta, pero los escándalos que en él se destapaban -y que afectaban a una parte del sector político y económico de la España de Felipe González- eran tantos que los del Rey no destacaban entre el panorama. Como Jesús Cacho no es un periodista antimonárquico militante, ello hacía que sus denuncias tuvieran credibilidad. Por ejemplo, cuestionaba el papel de Juan Carlos, presentado casi como heroico en el fallido golpe de estado del 23 de Febrero de 1.981. Basándose en unas declaraciones de la Reina difundidas por la periodista Pilar Urbano, el autor afirma que “el Rey había jugado a dos bandos en las fechas previas al 23-F”.

También sostiene que tras conseguir la corona, Juan Carlos I habría comenzado a amasar su fortuna y a embolsarse comisiones. Otra vía para enriquecerse: utilizar su cargo para pedir a algunas petromonarquías del Golfo y al Sha de Persia ayuda económica personal para “defender a España del socialismo”. El autor incluso publica la carta que habría enviado el Rey al Sha.

Jesús Cacho expone en una imagen bastante patética del soberano: “El Rey no lee libros ni periódicos; se limita a hablar por teléfono las 24 horas del día, lo cual conforma en ocasiones en su coronada testa un galimatías morrocotudo. Cuantas voces y voces han pretendido dotarle de algún tipo de asesoría o consejo de notables, una simple tertulia con la que reunirse de forma periódica para hablar con cierta profundidad de algunos tema, han fracasado. Al Monarca le interesan más los tipos divertidos, alegres, simpáticos, ricos mejor que pobres, hábiles en el trato con las mujeres y en los negocios”.

Ramón Akal, editor de Cacho, recuerda que el libro fue encargado por otra editorial pero que ésta, tras leerlo, decidió pagarle al autor la cantidad estipulada como adelanto negándose a publicarlo.

En España, ni siquiera la “prensa seria” ha informado de los escándalos financieros de Juan Carlos I a pesar de que sus socios han protagonizado portadas, juzgados y hasta prisiones. Ni la prensa amarilla, tan popular, ha prestado atención a sus devaneos amorosos y sexuales. Cuando la revista italiana Orgi anunció, en 1989, la existencia de una hija ilegítima del Monarca con la condesa italiana Olghina Robiland, el silencio fue total en España. Y cuando la condesa confirmó esa relación y publicó las “cartas de amor” de Juan Carlos I (que ya estaba comprometido con Sofía de Grecia), su difusión fue muy limitada.

Sobre los escándalos de faldas del Rey trata David Garrido en Los hijos silenciados de los Borbones “Arco Press, 2005). Otro autor que destaca es el Coronel Amadeo Martínez Inglés, oficial expulsado en 1990 de las Fuerzas Armadas. Sus obras se caracterizan por su carácter provocador y polémico. En 23-F, el golpe que nunca existió (Foca, Madrid 2001), implica a Juan Carlos I en el intento de golpe de Estado. En Juan Carlos I, el último Borbón (Styria, Barcelona 2008) no duda en calificar al sistema político de “dictadura en la sombra por parte del monarca español”. Y en La conspiración de Mayo. El “Alzamiento Nacional” que preparó la derecha castrense para el 2 de Mayo de 1981 y que frustró el 23-F (Stiria 2009) de nuevo implica al Rey en el golpe del 23-F.

Otro libro interesante es del periodista Iñaki Errazkin, Hasta la coronilla. Autopsia de los Borbones (Txalaparta, Tafalla 2009), cuya principal aportación es un riguroso repaso de los antecedentes históricos de los Borbones en un capítulo titulado “Los muertos de Juan Carlos I”. El autor afirma: “La degeneración que causa la continua endogamia, la soberbia y la impunidad inherentes al poder, ya sea absoluto o relativo, son elementos que no ayudan precisamente a forjar un carácter virtuoso, y los Borbones no son una excepción”. La contundencia del texto es indiscutible, Errazkin presenta un capítulo de la vida del monarca silenciada en las biografías oficiales: el disparo de pistola con el que Juan Carlos mata, siendo niño, a su hermano menor Alfonso, y que le catapulta al primer lugar de la línea sucesoria, y el rechazo absoluto del padre a que se realice autopsia alguna o investigación. No falta un repaso a los hijos del monarca y a sus consortes, donde se encuentra: drogadicción, suicidio, secretos silenciados a golpe de talonario con fondos públicos y sexo.

Por último: la obra del senador Iñaki Anasagasti, ex portavoz del Grupo Parlamentario Vasco en el Congreso Una monarquía protegida por la censura (Foca, Madrid 2009). El autor denuncia la “conspiración de silencio, en la que participan políticos, personalidades de todo tipo y medios de comunicación social, en torno a la familia real para seguir diariamente la convención de que es ésta la única fórmula válida en la actualidad para que España no se rompa o para que no acabemos a garrotazos los unos contra los otros”. El senador vasco afirma que escribe este libro porque “es preciso ir diciendo que el rey está desnudo, que su legitimidad de origen no es democrática, por más que aparezca en tíulos y artículos de una Constitución aprobada democráticamente en 1978; que su vida privada no es nada ejemplar; que sus gastos y relaciones de amigos comisionistas son impropios, y que su falta de responsabilidad ante el delito es algo único en una Europa democrática”.

Todo esto vuelve a plantearse desde que estalló el “escándalo Urdangarín” en el que se halla implicado el yerno del Rey a través de su empresa de asesoría Nóos en el “caso Palma Arena” y la “Operación Babel”. Al parecer, Iñaki Urdangarín impulsó la actividad y contratos de Nóos, que por sus estatutos carecía de ánimo de lucro, y presentó al cobro facturas de su firma Nóos y de la inmobiliaria Aizoon, cuya propiedad comparte con su esposa la infanta Cristina de Borbón. En cinco años, la cifra de negocios de Nóos rondó los 10 millones de euros, según la contabilidad del complejo entramado de asesorías y empresas organizado, que Fiscalía Anticorrupción ha examinado. Se ha identificado a una firma del grupo que transfirió cerca de medio millón a una cuenta de una sociedad en un paraíso fiscal. Fiscalía Anticorrupción ha detectado también un agujero de un millón de euros en partidas no justificadas. Esta es la base para la acusación penal de supuesta “malversación de caudales públicos”. Y la pregunta que muchos observadores se hacen es: ¿en qué medida el Rey Juan Carlos estaba al corriente de estas operaciones? ¿Cómo es que nadie, en la familia Real, se interrogó sobre los orígenes del colosal y rápido enriquecimiento del esposo de la infanta Cristina?.

Muchos elementos en torno a la familia Real despiertan indignación y cada vez cuesta más silenciarlos: denuncias financieras y de corrupción, fortuna personal de oscuro origen, la burla de que sus viviendas, yates, vehículos, etc … sean de titularidad del Estado para que sea el dinero público el que deba mantenerlos y repararlos, oscurantismo en su financiación público de la que no debe rendir cuentas, desmanes sexuales …

Todos estos elementos, oscuros en los medios de comunicación, salen a flote sólo gracias a algunos libros que han logrado ser la única válvula de escape a las críticas y denuncias contra la monarquía.
Carlos
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Post by Carlos »

Hay un chiste sobre peces en una pecera. Pasa el pez y dice "anda, un cofre", vuelve a pasar y dice "anda, un cofre...; anda, un cofre...; anda, un cofre...". Esto se refiere a la creencia de que los peces tienen una memoria de unos pocos segundos y después se olvidan de lo visto. Por eso el cantante Ismael Serrano titulaba "La memoria de los peces" una de sus canciones. Pues para que no nos pase como a estos animales, aquí pongo un video de nuestro rey, para que recordemos de dónde salió (poned el sonido para escuchar sus palabras en francés):


http://youtu.be/M6x4KDhSynU
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Art
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Post by Art »

Those are interesting, Carlos. The third shows that he's clearly a politician, saying what he has to in order to get what he wants.

The key question in the first article, it seems to me, is whether the royal family is still necessary or relevant to modern Spain.

One possible way the royals could be seen as relevant and useful is due to the way humans frequently prefer to hand power to dictators and strong men. Perhaps having a figurehead like the king satisfies and yet protects the essential state by not giving away all the political power to that strong man. I'm not promoting this idea, I'm just considering it.

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Ésos son interesantes, Carlos. El tercero muestra que el rey es claramente un político, diciendo lo que tiene que decir para conseguir lo que quiere.

La pregunta clave en el primer artículo, me parece, es si la familia real sigue siendo necesario o pertinente en el estado español moderno.

Una forma posible en que la familia real podría ser visto como relevante y útil se debe a la manera de los seres humanos con frecuencia prefieren entregar el poder a los dictadores y "hombres fuertes". Tal vez tener una figura como el rey satisface este deseo y aún protege el estado esencial para que no damos todo el poder político a un hombre fuerte. No estoy promoviendo esta idea, la estoy considerando.
Carlos
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Post by Carlos »

Bueno, si quieres mi opinión, no considero necesaria la institución de la monarquía en ningún país occidental, y probablemente tampoco en muchos otros por motivos distintos. Es más, me parece algo tan atrasado, oscurantista y antidemocrático como la Inquisición. A estas alturas de la película, resulta que el Jefe del Estado lo es de forma hereditaria y vitalicia, no importa si es una persona preparada o no, inteligente o estúpida, trabajadora o perezosa, seria con los asuntos de estado o un vive-la-vida: va a ser el Jefe del Estado porque heredará el cargo de sus padres. Además, el que primero nazca de varios hermanos, sólo por el orden de nacimiento, sin importar que quien reúna mejores cualidades pueda nacer después. Y por añadidura, en el caso español, el hijo hombre, no las mujeres sus hermanas, a las que correspondería el trono si el sexo no se tuviera en cuenta, puesto que nacieron antes que el príncipe. Como remate, la Constitución dice del rey dos cosas:

1 - "Reina pero no gobierna". Pregunta lógica: ¿y entonces para qué sirve?
2 - "El rey no está sujeto a responsabilidad". Es decir, es el único ciudadano de este país al que no le afecta ninguna de nuestras leyes. Puede pegar una paliza a su esposa, conducir borracho y provocar un accidente de tráfico, montar una financiera que estafe millones... No importa lo que haga, no va a responder. Ni se le va a poner ante ningún juez, ni va a haber corte alguna que lo condene. Lo dice la Constitución.

Por estas y muchas otras razones, me parece inadmisible la monarquía.

Pero ahora veamos lo último que dices, acerca de la figura de "hombre fuerte" que podría representar el rey. Francamente, el análisis ya parte de unas bases falsas e irreales. Aquí a nadie se le preguntó si se necesitaba un "hombre fuerte" o no. Todo es tan sencillo como que, igual que en el Gattopardo, se procuró "que todo cambiara para que no cambiara nada".

Antes de llegar el momento crítico de la enfermedad terminal del general Franco, ya la oligarquía española procuró dar pasos para salvar el máximo de muebles cuando el dictador falleciera. Esa oligarquía española, de raíz eclesiástica, terrateniente, financiera y militar (es decir, el mismo conglomerado que formó el bando ganador en la Guerra Civil) dio los pasos precisos para conservar el máximo de poder y por supuesto evitar cualquier tipo de represalias por todas las tropelías cometidas durante los 40 años de franquismo. La intención era poner al frente del estado a un rey que se saltaba el procedimiento sucesorio normal (la corona pasaba del abuelo Alfonso XIII al nieto Juan Carlos, saltándose a la persona a la que le correspondería la misma). Para tutelar y de alguna forma dar continuidad al régimen franquista, quien estaba llamado a ejercer un poder en la sombra era el almirante Carrero Blanco.

Pero esta proyección de futuro no contaba con el visto bueno ni de los USA ni de otras potencias europeas, como Alemania. Fue la organización vasca ETA la que abortó el papel de Carrero Blanco al acabar con su vida en un atentado. Quizás algún día conoceremos con exactitud qué papel jugaron tanto Henry Kissinger como la CIA en la desaparición del almirante.

La oligarquía franquista tuvo que desarrollar un plan B, mediante la constitución de un sector del franquismo llamado "los aperturistas", frente a los más inmovilistas, llamados "el búnker". De ese sector aperturista, con el que de alguna forma colaboró Manuel Fraga sin pertenecer a él, acabarían apareciendo personajes como Adolfo Suárez, Rodolfo Martín Villa y algunos otros más. Adolfo Suárez, antiguo Jefe Nacional del Movimiento (de la Falange, el partido fascista único del franquismo), un peón que cumplió una función durante un tiempo determinado hasta que fue sacrificado. Y Rodolfo Martín Villa, otro jerifalte del Movimiento Nacional, bien conocido en los años de la llamada Transición por ser un odioso ministro del interior, donde tanto la policía como grupos organizados de ultraderecha provocaron no pocos muertos. El mismo que impidió que Asturias y León formaran una única autonomía. Y el mismo que hoy en día es consejero del grupo PRISA, propietario de la emisora SER, el diario El País, Sogecable, etc. Es decir, el grupo mediático que durante todos estos años vino siendo el amplificador o soporte comunicativo del Partido Socialista.

El rey tenía asignado un papel que consistía en hacer de puente entre sectores distintos pero aliados, provinientes todos ellos del franquismo. Con un movimiento popular a la ofensiva en plena Transición, el peligro de que las disensiones de qué respuesta dar por parte de esos sectores franquistas provocara roturas entre ellos hizo necesario que Juan Carlos sirviera para aglutinar en torno a él a esos sectores, muy especialmente para garantizar la fidelidad de las Fuerzas Armadas.

Y ya sólo faltaba la cobardía, el entreguismo y, por qué no llamarlo así, la traición de las diferentes organizaciones populares de oposición: partidos y sindicatos ante todo. Se renunció a retomar la legalidad republicana en el punto en el que la interrumpió el golpe de estado y la Guerra Civil del 36 al 39. Tanto el Partido Socialista como los comunistas aceptaron la monarquía, sin dar la batalla en las negociaciones con otros sectores "demócratas de toda la vida" para que la forma de estado se decidiera en un referéndum. La monarquía se nos metió en el mismo paquete que la Constitución, si querías la misma, llevaba incluida la monarquía.

Estas y muchas otras cosas son las que no nos relatan en series como "Cuéntame", cosas que nadie me contó a mí, sino que las viví de primera mano. Por eso ahora no soporto a este personaje, porque por fin empieza a descorrerse el velo y cada vez son más las voces que hablan más alto y más claro.

Nadie escogió nada, ni "hombre fuerte" ni débil. Sólo se nos impuso lo que quisieron algunos con mentiras, engaños y decepciones. Hay una expresión en asturiano para llamar a toda esta gran farsa: UN AMAGÜESTU. Sólo que parece que se están acabando las castañas...
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