La vida en Ostón, Aba y La Juente Grande

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Ramón Sordo Sotres
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La vida en Ostón, Aba y La Juente Grande

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LA VIDA EN OSTÓN, ABA Y LA JUENTE GRANDE


Mercedes Sordo González [sin parentesco conmigo], nacida en 1919, fue pastora durante su juventud en Ostón, la conocida vega de Bulnes (Cabrales), en Aba, una veguina de Cuera (Cabrales) donde desde hacía siglos acudían pastores de Parres (otro pueblo de Llanes) y además en La Juente Grande, otra vega, en esta ocasión del concejo de Llanes.
Natural de San Roque l’Acebal, de un padre de Covielles (un barrio de esta localidad llanisca) y una madre de Arangas (Cabrales), con el discurrir de la vida pasó a ser vecina de Colloto; en esta población asturiana [situada a caballo de Siero y Uvieo] me relató el 3 de octubre de 2001 parte de sus vivencias pastoriles. Varias de ellas son las que siguen:

1) En Ostón pega el viento: “como haga vientu haz bastante vientu”, y encima “por el invierno nieva que no se ve el techu d’ella, por lo que tengo oídu, pasaban por el techu de la cabaña porque estaba todo nevao, iban a buscar queso”.
Pregunté lo primero porque leí en no me acuerdo dónde que siglos atrás Ostón se había abandonado como localidad permanente debido a los fuertes vientos que la azotaban.

2) Los suministros para Ostón los compraban en Jortigueru [un pueblo de Cabrales, el segundo que se encuentra viniendo de Llanes por la carretera de El Ríu las Cabras]: jabón, grasa, garbanzos, aceite… “porque allí no se fabricaba nada” y después “llevábalo mi padre en caballu, teníamos unos caballos muy buenos y subían Los Retreites por la Cuesta el Pandu que por los otros sitios el caballu no podía subir” [de Jortigueru se va todavía, hoy día, por carretera a Canales y La Molina para tomar el camino del puertu, que pasa aún en la actualidad por los sitios mencionados].
En la cabaña de Ostón tenían un jornu donde “la hermana mía masaba porque yo entonces era una cría y cocíamos el pan en aquel hornu, muy ricu por ciertu”; la jarina (“blanca de pan”) se traía de Jortigueru, como lo otro que apunto arriba.

3) El cochu [cerdo] se subía por la misma ruta, “si eran pequeños en caballos y si no andando; sin cochu y sin nada (…) sin estarse nada nada podían ser tres o cuatro horas” hasta Ostón, “con cochu va más despaciu”.
En Aba, “subíase del Collao la Raíz a Las Campas y per las Campas había que cruzar un senderu p’arriba a Brañasola, el Cabezu de Brañasola y ya el Escar”, en este otro trayecto el gochu también iba bien, “algunos años sí subía, otras veces no, ahí no había falta de subilu despacio y había que madrugar mucho sin que hubiera calor, de Viango a Pozarneru y después al Jaedu que se llamaba”.

4) De Caín venían pocos a Ostón y los pocos que lo hacían era para pedir una cabrita porque en esa localidad [y quizá también en Cabrales] había costumbre de cuando se casa algunu “de pedir una cabrita unu a otru, igual a otru pastor pedían otra cabrita y así iban haciendo el rebañu y los de Caín venían alguna vez”, su padre tenía fama de tener muchas cabras “y todos venían que si-yos daba una cabrita, otros que si-yos daba una cordera pa iniciar, y a eso venían, generalmente a eso, venir en cuadrilla no, venían a veces, que vinieran dos o tres, bah”.
De vecinos de Caín se acordaba de la tía Juana, “ellos tienen la vida en la tila de la Canal de Trea y la Canal…, al Monte las Muyeres no llegaban, andaban muchu a últimos de mayo y junio, en junio es cuando andan, duermen allí todo, la tila qu’es la vida d’ellos”.

5) Conoció a un “jefe de la central [eléctrica de Poncebos]” que se llamaba Garma [un apodo evidente], “ya murió cuántu ya”.

6) Tenían cuerres [cercados de piedras para el ganado menudo] para las cabras y las ovejas, “cuando había calor no iban pero había que levantarse a las cuatro la mañana [hora antigua] sin ser casi de día porque las cabras madrugan muchísimu, las ovejas no tantu, y había que se levantar tempranu porque con el calor no paran en las cuerres, no quieren cuerres; el ganao había que madrugar muchu pel verano, en pleno verano porque allí como calienta tantísimu el sol si no pacen tempranu porque después con el sol ya no puede pasear, por eso había que madrugar muchísimu; a veces no era bien de día cuando nos teníamos que levantar porque ya se iba a las cabras; por la tarde ya venían a su hora, el ganao era normal pero a la mañana en pleno verano es cuando había que madrugar muchu, después trabaju no había, no mataba el trabaju, ya total hacer el quesu”.

7) En Ostón elaboraban “quesu de Cabrales” y en Aba “cuajaos o quesu frescu como los de Porrúa” porque “en Cuera no hay cuevas y el quesu de Cabrales tien que ir a una cueva pa ser de Cabrales, si no no fermenta”.
El frescu “s’echa la leche a cuaju y después se hace el queso, después que cuaja, claru”.
En Ostón en una cueva tenían el quesu ellos, Miterio y Tío Eduardo, “parecía una bolera, una cueva grande”, la cavidad se llamaba La Cueva el Quesu. Otra cueva se situaba más cerca de Ostón y en ella metían el quesu la tía Benina y Antón. Los propietarios en Ostón eran varios, pues: Miterio terminó por comprar la parte de la familia de Mercedes y la de la tía Benina.

8 ) El festejo típico de las vegas de Cuera era una fogata denominada el jogueru: “los mozos que llamábamos qu’eran chiquillos a lo mejor, plantaban una vara y después reuníamos algo de leña pero lo que nos parecía, y… inabios [planta del género genista muy útil para encender el fuego, llamada anabios en Llanes], poniámoslo allí, después se prendía fueu por la noche y hacíamos baile con una lata, gaiteru no había, pues con una lata, avisábamos a todas las vegas unas veces venían más otras veces menos, otras veces ninguno y así, [era] el día que nos parecía allá pol verano qu’estuviera buen tiempo: ‘vamos hacer jogueru’ y hala, cuando nos parecía salía”.
En las otras vegas “en todas había jogueru” pero Mercedes no acudía a ellos “porque pa andar de noche estaban lejos y mal camino y no me gustaba, por eso no íbamos, generalmente la qu’estaba allí conmigo de Manuel de Jacinto era Carmen y Sarita pero Sarita menos y estuvo la madre algún verano, Aurora pero Aurora no quería ir y yo siempre fui poco festejera, no iba por eso, porque después había que, claru, venir por aquellos caminos tan malos, algunos provenían de las vegas más cercanas, de las de lejos tampoco”.
Se celebraba jogueru en la vega de El Cantu (de Arangas) y algunas veces en Riaña (también vega de Arangas), en “la nuestra lo hacíamos; en Tornallás qu’era la vega de Porrúa, se hacía también a veces otras veces no, en la nuestra unas veces hacíamoslu (porque estaba mui cerca la leña) otras veces no se hacía, no era una cosa fija, el que nos daba por: ‘vamos hacer jogueru’ y se hacía pero no era continuo, a última hora ni estaba Carmen ni estaba Sarita pues yo sola no lo hacía y allí estaba de Manuel de Jacinto uno que se llama Ramonín que debe estar, no sé, por América, por algún sitio estará, será el último d’ellos”.
Tampoco bajaba a las fiestas de Llanes “porque estaba con el ganáu, no podía dejar el ganáu solu”.

9) Había que esperar que pasara San Juan para subir las ovejas a Aba porque hasta San Juan no subían más que las vacas, lo que era por costumbre no por ley.

10) Tenían mucho miedo a los lobos, que “venían cuando menos lo pensaba, esos no tienen día fijo” ni ruta fija, “vienen por donde menos lo piensa porque échese de cuenta que andan a cien kilómetros por hora”. Se defendían de ellos “dando voces y corriendo” pero no atacaban a la gente “porque había ganaos”.

11) Estando en La Juente Grande las cabras subían al Escar y de Aba el ganado se metía al Escar también [El Escar es un muy enrevesado terreno rocoso enclavado entre las grandes extensiones de Cuera (Cabrales y Peñamellera) y El Traviesu (Llanes)].

12) En La Juente Grande crecían “muchos fresnos y algún nozal [nogal] (pocos) que plantaba el difuntu mi padre, fresnos más que nada y después en La Verde [zona baja de El Traviesu] hai muchísimos espinos y hayas y bardos [zarzas] bastante y jelechu también, jelecho abondo, había, y después ya pol monte arriba hay hayas”, lo que no crecían eran “inabios, eso en Ostón, y en Aba también, sí”.

Ramón
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